El Bitcoin: la moneda que nos controla con su límite artificial

El Bitcoin, esa criatura digital que tanto nos fascina y nos asusta, tiene un límite máximo de 21 millones de monedas. Sí, lo has leído bien, solo 21 millones... como si fuera oro digital, ¿no? Pues déjame decirte que este límite no es más que una estrategia magistral codificada por alguien que quiso crear escasez artificial.

La realidad que nos venden

Ya circulan unos 19,5 millones de estos dichosos tokens. ¡Casi el 93% del total! Y los pocos que quedan se van soltando a cuentagotas con esos famosos "eventos de reducción a la mitad" que ocurren cada cuatro años. Una forma elegante de generar histeria colectiva y hacer que todos corramos a comprar antes de que "se acaben".

¿Sabes quién se beneficia realmente de esta escasez programada? No somos nosotros, los pequeños inversores, te lo aseguro.

El cuento de la escasez

Ese tal Satoshi, quien quiera que sea, nos vendió la idea de que limitar la cantidad evitaría la inflación. Muy conveniente, ¿verdad? Mientras tanto, los primeros en entrar al juego acumularon miles de bitcoins por centavos.

Los mineros siguen recibiendo 6,25 BTC por bloque validado, aunque cada vez les cuesta más electricidad y recursos. ¡Qué negocio tan redondo para quienes controlan los grandes centros de minería!

La gran farsa del 2140

Nos dicen que el último bitcoin se extraerá allá por el 2140. ¿En serio? ¿A quién le importa lo que pase dentro de más de 100 años? Para entonces ya estaremos todos muertos, pero seguimos comprando la idea como si fuera la última coca-cola del desierto.

Me pregunto qué pensarían nuestros abuelos si les hubieran dicho que su dinero valdría según lo que decidiera un algoritmo creado por un fantasma. Probablemente se reirían.

Y mientras tanto, cada vez que hay una reducción a la mitad, los precios se disparan y los mismos de siempre vuelven a llenarse los bolsillos.

No sé ustedes, pero yo empiezo a cuestionar si este sistema es realmente tan revolucionario como nos lo pintan, o si solo es otra forma de concentrar riqueza con un envoltorio digital más atractivo.

¿De verdad creemos que algo limitado a 21 millones de unidades puede servir como moneda global? Quizás deberíamos pensar un poco más antes de seguir alimentando esta burbuja digital.