¡DOLAR DIGITAL: MI PESADILLA VENEZOLANA!

¡Madre mía! El USDT ha superado los 300 bolívares en Venezuela y esto me tiene al borde de un ataque. Como venezolana, veo con horror cómo el dólar digital sigue subiendo sin control mientras nuestro bolívar se hunde en el abismo.

Es que no lo puedo creer... ¿un USDT a 300 bolívares cuando el dólar oficial del BCV está en 173? ¡Esto es una locura total! Y lo peor es que muchos comercios ya están comenzando a tomar el precio del USDT como referencia, lo que hace todo más caro.

Yo antes pensaba que el USDT y el dólar físico valían exactamente lo mismo, pero aquí en Venezuela nada funciona como debería. Ahora resulta que tengo que pagar casi el doble para conseguir un USDT. Es como si nos cobraran un impuesto solo por querer proteger nuestros ahorros.

La razón es simple y dolorosa: nadie quiere tener bolívares. Los guardas hoy y mañana ya valen menos. Todos corremos desesperados a cambiarlos por cualquier cosa que mantenga su valor, y el USDT se ha convertido en ese refugio, aunque sea carísimo.

Algunos dicen que es pura especulación, otros que es oferta y demanda. Para mí es el reflejo de un sistema económico destrozado. El gobierno habla de soberanía mientras nuestra moneda nacional agoniza y nosotros adoptamos desesperadamente alternativas digitales para sobrevivir.

Me duele ver cómo nos hemos acostumbrado a vivir así. Como trabajadora freelance, recibo pagos en USDT, luego vendo una parte en P2P para conseguir bolívares para el día a día, y guardo el resto como ahorro. Es un ciclo agotador pero necesario en este laberinto financiero que vivimos.

¿Y qué hacen nuestras instituciones? Nada. El BCV mantiene una tasa ficticia mientras en la calle la realidad es otra. Este "terremoto cambiario", como lo llaman, seguirá hasta que alguien se atreva a enfrentar los problemas estructurales de nuestra economía.

Mientras tanto, seguimos nosotros, los venezolanos de a pie, tratando de mantenernos a flote en este mar de incertidumbre donde el USDT es nuestra tabla de salvación, por más cara que sea.