Después de la aterradora noche del “10.11”, la confianza en el mercado de criptomonedas ha caído a niveles mínimos. A pesar de que los posiciones en largo han intentado organizar varios contraataques durante el proceso de formación de un suelo, finalmente todos han fracasado debido a la falta de compras, y el mercado ha quedado atrapado en una situación de indecisión. Es notable que, mientras el mercado de criptomonedas experimenta una debilidad, el mercado de valores de EE. UU., el mercado A y las materias primas han mantenido un fuerte aumento en general. Este fuerte contraste ha intensificado las preocupaciones del mercado sobre el posible impacto más profundo y amplio que podría traer el colapso del “10.11”. A diferencia del colapso de LUNA, que impactó principalmente a las instituciones y provocó una ola de liquidaciones sistémicas, el colapso del “10.11” se asemeja más a una limpieza estructural dirigida a los inversores minoristas apalancados. El grupo más afectado está altamente concentrado en aquellos pequeños y medianos inversores que utilizan un alto apalancamiento para ir en largo en altcoins y participan en el arbitraje de préstamos circulares, lo que ha permitido que el riesgo se aísle efectivamente en el ámbito de la especulación de los minoristas, sin extenderse a las instituciones ni provocar un colapso crediticio sistémico o una contracción general de la liquidez. Sin embargo, debido a que las posiciones de altcoins liquidadas generalmente tienen un bajo nivel de apalancamiento, los 40 mil millones de dólares en liquidaciones han causado pérdidas reales excepcionalmente graves. Esta limpieza del mercado, que es como si se arrancara de raíz, no solo ha traído un efecto devastador en la destrucción de riqueza, sino que también ha debilitado gravemente el poder de compra en el corto y medio plazo, llevando al mercado a un prolongado período de consolidación y fluctuaciones.