En este año de Web3, los vientos han cambiado.

Antes se competía en la narrativa y el empaquetado, ahora se trata de si realmente se puede usar.

Observando las últimas tendencias: hay equipos que trabajan en automatización de activos, dejando que el dinero inactivo siga estrategias y genere intereses; hay productos que convierten la cartera en un pase de acceso, haciendo que las transacciones entre cadenas sean tan suaves como cambiar de pantalla, con pagos que se acreditan en segundos; también están desarrollando infraestructura de potencia de IA, conectando recursos de cálculo dispersos como si fueran vasos sanguíneos, para que las máquinas puedan "pensar" por sí mismas.

Uno se enfoca en el dinero, otro en la identificación, y otro en alimentar a la IA.

De soñar con proyectos en papel, ahora se pasa a la implementación concreta. Esa es la verdadera dirección.