Últimamente, un rumor ha estado circulando mucho en el ámbito financiero: hay un gran problema en Estados Unidos.

Hace unos días, Trump de repente hizo una declaración diciendo que la Corte Suprema, al revisar un caso de aranceles, obtuvo un montón de "datos incorrectos". Si al final la decisión resulta en contra del gobierno, sería un desastre: los aranceles ya recaudados, los que estaban a punto de ser desembolsados y los que estaban en proceso de volver, en total superarían los 30 billones de dólares que tendrían que ser devueltos.

Estas cifras no son una broma. Trump mismo dijo que la devolución de esa cantidad de fondos podría colapsar las finanzas públicas, e incluso podría desencadenar una crisis de "nivel de seguridad nacional". La economía estadounidense podría no resistir.

El mercado ya está empezando a ponerse nervioso. Algunos analistas creen que, si realmente se devuelve esa cantidad, el déficit fiscal se disparará inmediatamente, los rendimientos de los bonos del Estado subirán, y la liquidez en dólares se verá muy presionada. Lo peor es que la confianza en la estabilidad fiscal de EE. UU., y en la política económica, empieza a tambalearse.

A corto plazo, esta incertidumbre seguramente hará que las acciones y el dólar tengan altibajos. Pero, desde otra perspectiva, los activos refugio podrían beneficiarse: el oro y Bitcoin, por ejemplo, suelen ser los más favorecidos en momentos así.

A largo plazo, este asunto revela un problema más profundo: las políticas comerciales y fiscales de EE. UU. no están alineadas, y las contradicciones estructurales en el sistema acabarán explotando. Este incidente podría convertirse en un punto de inflexión para que el mercado vuelva a evaluar los riesgos de la economía estadounidense.