Japón se está tomando en serio las criptomonedas, y las instituciones están prestando atención. La Agencia de Servicios Financieros está implementando lo que podría ser el mayor cambio regulatorio en la historia del activo digital del país.

Durante años, las corporaciones que poseían Bitcoin o Ethereum enfrentaron un brutal impuesto del 55% sobre las ganancias no realizadas, una política que básicamente decía al dinero institucional que se mantuviera alejado. Ahora eso está cambiando. La FSA está trabajando en un marco que reclasifica las principales criptomonedas como activos institucionales legítimos, cubriendo Bitcoin, Ethereum y una lista curada de 103 activos digitales.

Esto no se trata solo de impuestos más bajos. Se trata de legitimidad. Cuando una economía del G7 trata a Bitcoin como un verdadero activo financiero en lugar de un juguete especulativo, la señal para los mercados globales es clara. Los bancos japoneses, las firmas de inversión y los fondos de pensiones finalmente podrían ingresar al espacio sin ser golpeados por reglas fiscales obsoletas.

¿Los efectos en cadena? Potencialmente masivos. Si Japón cambia el rumbo, otras naciones podrían seguir.