Cloudflare acaba de soltar un comunicado sobre su reciente interrupción del servicio. El equipo dejó claro: esto no fue un hackeo ni nada malicioso. Después de investigar en sus sistemas, no encontraron ninguna evidencia que apuntara a un ataque.

Para aquellos que no lo saben, Cloudflare impulsa una gran parte de la infraestructura de internet, incluyendo toneladas de intercambios de criptomonedas y plataformas DeFi. Cuando caen, medio mundo Web3 contiene la respiración.

Su investigación interna concluyó con un informe limpio en el frente de seguridad. Lo que causó el contratiempo no fueron actores maliciosos tratando de infiltrarse. Aún así, cualquier tiempo de inactividad de un proveedor de servicios tan crítico llama la atención de todos rápidamente.

¿La conclusión? A veces las cosas simplemente se rompen sin que alguien las rompa activamente. Pero en una industria construida sobre sistemas sin confianza, incluso los problemas técnicos rutinarios generan sospechas inmediatas.